El miércoles 27 de noviembre, la psicóloga sanitaria Lucía Gracia Solana de la Policlínica SEAP de Barbastro, vino a compartir su experiencia acerca de la importancia de dejar de realizar la escisión entre salud mental y salud física ya que "no hay salud sin salud mental, ni tampoco a la inversa". También nos mostró la importancia de los avances de la neurociencia que nos permiten dar otro tipo de abordaje sobre las mismas, a pesar de que el cerebro continua siendo el órgano más desconocido del ser humano, la incidencia económica sobre las organizaciones, la falta de ámbitos preventivos y el propio desarrollo de las habilidades blandas como el establecimiento de un buen preámbulo para la salud dentro de este contexto.
Lucía, que es máster en psicología clínica y de la salud, master en relación de ayuda y counselling y consultora en mindfulness y cuya trayectoria profesional se ha centrado principalmente en el ámbito clínico, evaluación, diagnóstico, tratamiento y prevención de la salud, nos contó todo esto:
Salud mental y su incidencia en los contextos organizacionales
A pesar de los grandes avances en el abordaje multidimensional del binomio salud/enfermedad mental, la tradicional división entre salud física y salud mental sigue siendo una barrera para abordar los trastornos mentales y su prevención de una forma integral, de acuerdo con las definiciones de salud y bienestar al uso (Giner y cols., 2014). En sus informes de 2004 y 2005 sobre la salud en el mundo, la OMS insiste en que «la salud mental es más que la ausencia de enfermedad, o su presencia está íntimamente conectada con la salud física».
La investigación reciente ha aportado grandes avances en el conocimiento del cerebro, su funcionamiento, potencialidades y consecuencias en la salud mental. Se han asociado alteraciones bioquímicas a trastornos emocionales, síndromes o enfermedades mentales específicas, abriéndose un gran camino donde la epigenética y los marcadores biológicos podrán discriminar abordajes terapéuticos personalizados y una mayor efectividad en el control de las EM. Estos hallazgos abren un camino esperanzador de cara a la normalización de la enfermedad mental y su equiparación a cualquier otra patología atribuible a factores o riesgos desencadenantes.
En 2005 la OMS lanzó su propuesta de «No health without mental health» haciendo frente a la injustificada marginación de la salud mental en las políticas sanitarias (World Health Organization, 2005).
Años más tarde, en 2013 dio un nuevo impulso a la salud mental en el marco de la salud pública con la publicación de la estrategia y Plan de acción en salud mental 2013-2020 (World Health Organization, 2013a).
Con esta iniciativa, quedaron vinculadas al marco de salud pública la promoción de la salud mental (atendiendo a sus determinantes), la prevención, el tratamiento y la rehabilitación. Hoy día la evidencia disponible muestra una batería importante de intervenciones efectivas en todos esos ámbitos aplicados a la EM.
Visión general
Según las estimaciones, en el mundo hay 264 millones de personas padecen depresión, en el caso de España representa el 5,2 % de la población (cerca de 2,5 millones y medio), según nuevos datos publicados hoy por la Organización Mundial de la Salud (OMS), siendo una de las principales causas de discapacidad. Además, muchas de ellas sufren también síntomas de ansiedad. Según un reciente estudio dirigido por la OMS, los trastornos por depresión y por ansiedad cuestan a la economía mundial US$ 1 billón anual en pérdida de productividad. Por otro lado, es bien conocido que el desempleo es un factor de riesgo de problemas mentales, mientras que la obtención de un empleo o la reincorporación al trabajo ejercen efectos protectores.
No obstante, un entorno de trabajo adverso puede ocasionar problemas físicos y psíquicos, un consumo nocivo de sustancias y de alcohol, absentismo laboral y pérdidas de productividad. La promoción de la salud mental en el lugar de trabajo y el apoyo a las personas que sufren trastornos psiquiátricos hace más probable la reducción del absentismo laboral, el aumento de la productividad y la obtención de beneficios económicos que conllevan estos efectos.
Datos y cifras
- El trabajo es beneficioso para la salud mental. Sin embargo, un entorno laboral negativo puede causar problemas físicos y psíquicos.
- La depresión y la ansiedad tienen unas repercusiones económicas importantes: se ha estimado que cuestan anualmente a la economía mundial US$ 1 billón en pérdida de productividad.
- El acoso y la intimidación en el trabajo son problemas frecuentes que pueden tener considerables efectos negativos en la salud mental.
- Las organizaciones pueden aplicar muchas medidas eficaces para promover la salud mental en el lugar de trabajo y aumentar con ello la productividad.
- Por cada US$ 1 invertido en la extensión del tratamiento de los trastornos mentales frecuentes se obtiene un rendimiento de US$ 4 en mejora de la salud y la productividad.
Los problemas de salud mental asociados al estrés crecen y no hay inversión para detectar ni prevenir, ya que los reconocimientos médicos anuales controlan la salud física de los colaboradores, pero no existen protocolos para detectar enfermedades como la depresión.
Desde un punto preventivo, desarrollar las llamadas “soft skills” habilidades blandas dentro del contexto laboral se podría generar un beneficio relevante.
El término habilidades blandas (soft skills) se refiere a los rasgos, características y competencias personales que informan cómo un individuo se relaciona con los demás y, a menudo, se usa como sinónimo de habilidades sociales o habilidades interpersonales.
El término describe aquellos atributos personales que indican un alto nivel de inteligencia emocional. Estas habilidades pueden incluir empatía, pensamiento analítico y etiqueta. Las habilidades blandas son atributos que son imposibles de cuantificar, pero que juegan un factor importante en muchos entornos empresariales.
- Autonomía.
- Liderazgo.
- Coherencia.
- Integridad.
- Capacidad de atención y de escucha.
- Autorregulación.
- Interés.
- Curiosidad.
- Autenticidad.
- Responsabilidad personal y social.
- Capacidad de reflexión.
- Proactividad.
- Pasión.
- Motivación intrínseca.
- Lógica divergente.
- Humildad.
- Aprendizaje continuo.
- Empatía.
- Capacidad de síntesis y de argumentación.
- Gestión del tiempo.
- Confianza
¿Por qué son importantes las habilidades blandas?
A diferencia de las habilidades duras, que describen las habilidades técnicas de una persona para realizar tareas específicamente definidas, las habilidades blandas son ampliamente aplicables en todos los títulos de trabajo e industrias. A menudo se dice que las habilidades duras pueden darle una entrevista, pero se necesita habilidades blandas para obtener y mantener el trabajo, así como para liderar e influenciar a otros con éxito.
Otra habilidad blanda importante es la adaptabilidad. La capacidad de ser diplomático y respetuoso, incluso durante los desacuerdos, es una habilidad blanda clave. Esta habilidad requiere que el empleado mantenga un tono y comportamiento profesional incluso cuando está frustrado. En 2018, LinkedIn incluyó el liderazgo, la comunicación, la colaboración y la gestión del tiempo como las cuatro mejores habilidades blandas más demandadas